Fomentando los Derechos Humanos dentro de la familia: El rol del padre
Desde la proclamación de la Declaración Universal de los Derechos Humanos, en 1948, el tema de la familia alcanzó notoriedad no sólo en el ámbito público, sino también en el ámbito privado, esto es, en el seno de la propia familia, célula básica de la sociedad.
Los derechos humanos son la medida social de la condición humana, aquellas prerrogativas que tiene el ser humano por el solo hecho de serlo. Durante alguna etapa se consideró que sólo el Estado podría violentar los derechos humanos; no obstante, esta perspectiva se ha modificado, ya que ahora se considera también que los actos de particulares pueden violentar algún derecho humano, de lo cual el Estado puede ser responsable inclusive a nivel internacional.
En cuanto a la familia, es difícil definirla dado que en la actualidad encontramos variadas estructuras y composiciones. No obstante, para efectos del presente escrito nos referimos a aquellas que tienen entre sus integrantes, a una figura masculina, que asume el rol de “padre” y que representa la protección y la certeza que sólo puede brindar un progenitor.
Es importante precisar que, nuestras culturas latinoamericanas se han visto plagadas, a lo largo de la historia, por una única visión que ha dominado los diversos ámbitos de la vida social: la visión masculina. Esta situación ha traído consecuencias como la construcción de diversos fenómenos que han impactado nuestra forma de percibir la realidad, por ejemplo, a través de lo que denominamos feminismo o machismo.
Esta precisión se realiza porque consideramos que, aún cuando la historia pudiera derivar en una faceta negativa del rol del “padre”, nos encontramos en el momento oportuno para cambiar de paradigmas. Esto puede, y debe darse, desde la misma familia, generadora de valores, principios y costumbres, que serán replicadas en un futuro por sus descendientes.
Las personas que tienen el rol de “padre” tienen una gran responsabilidad al ser los transmisores de estos nuevos valores fundamentados en los derechos humanos, enraizados en la dignidad de la persona como premisa básica de toda relación.
Pero ¿Cuáles son esos valores por transmitir? Fundamentalmente, el respeto a la vida e integridad; a vivir en un ambiente de felicidad, amor y comprensión; el cuidado del entorno en donde se vive.
Un punto crucial al abordar el tema de derechos humanos en la familia, es la violencia, nos referimos a la histórica costumbre o “derecho” de corrección de los padres hacia los hijos, lo que ha implicado reprimir y castigar, incluso, ha propiciado la permisibilidad del uso de la violencia, en cualquiera de sus modalidades (física, psicológica, sexual, económica), en aras de educar o formar.
Al respecto, es necesario enfatizar que, si queremos observar un cambio en nuestras sociedades, resulta apremiante comenzar a tomar acción desde nuestros entornos más cercanos, nuestras familias, nuestras comunidades. Las personas que tienen el rol de “padre” tienen una misión crucial que, como responsables de crianza, les permitirá convertirse en los principales promotores de la educación en un clima de paz, de acciones y decisiones fundamentadas en los derechos humanos.